2/9/08

¡Felíz día mujer! Dios te creó con el don de dar vida

Por: Gabriela Castillo
Redactora
Agosto 26, 2008

En la noche del pasado 26 de agosto, una multitud de mujeres gozosas celebró el Día de la Madre en el Auditorio principal de la iglesia Pasión por las Almas, en San José, Costa Rica.

Se vivió un tiempo glorioso de alabanza a cargo del salmista Rigoberto Amaya, en donde a través de cantos y danzas fue ministrada palabra de fe y mucho gozo a todas las mujeres, especialmente a aquellas que pasan por un período de prueba o dificultad.

En el mensaje impartido esa noche, se compartió cómo Jesús vino a restituir el lugar de la mujer en la sociedad. Como ejemplo, la mujer samaritana, quien habiendo conocido el amor ¨eros¨ (amor del hombre) seguía anhelando ser amada de una manera diferente y verdadera. Fue entonces Jesús, quien se le acercó y rompió todo estereotipo de la época ministrando sobre ella el amor perfecto de Dios o amor Ágape, el único que todo lo llena.

Mujeres como María (la madre de Jesús) y María Magdalena, fueron ejemplos citados en la noche para trasmitir a las presentes la importancia del llamado que Dios ha puesto en la vida de cada una; porque Dios no solamente ha bendecido nuestros vientres con el don de la vida, sino que ha traído propósito de gloria a nuestra existencia.

También la pastora general Shianny de Magaña, compartió con la multitud palabras llenas de pasión por Jesús; en donde animó a cada mujer a dejar de lado el temor y a abrir sus bocas para difundir el mensaje de salvación de Jesucristo, para que así muchas más le conozcan a El.

“Todo vale la pena” repitió la pastora en varias ocasiones. “Todo vale la pena. Cada cosa que tú hagas por Dios vale la pena. El tiempo de oración, el ayuno, las palabras que testifiques a otros, todo vale la pena por El. Lo que Dios ha hecho por nosotras nunca lo podríamos pagar. El es nuestro amor”.

La presencia de Dios se movió maravillosamente y decenas de mujeres tocadas por el Espíritu Santo pasaron al altar a recibir a Jesucristo como su único Salvador. Otras, quebrantadas en su espíritu, desde sus asientos recibieron el toque amoroso de nuestro Dios y fueron ministradas y sanas por este dulce amor.

¡Jesús quiere que tú te apasiones por El! ¡No hay nadie como nuestro Salvador!
¡No hay nadie como nuestro Dios!